Este es mi tercer día como el anfitrión del famoso virus.
Ayer por la noche mi prueba de COVID fue positiva aunque ya tenía síntomas desde antier. Escribo desde mi cama, ya que decidí tomarme un par de días para recuperarme. Hasta el día de hoy los síntomas han sido un poco más intensos que un resfriado pero menos severos que cuando tuve influenza hace unos años.
Empezó por la mañana con una pequeña molestia en la garganta y unas horas después era obvio que había un polizonte en mi cuerpo. Me hice una prueba ese mismo día y fue negativa así que asumí que era un resfriado porque no me sentía muy mal. Tuve una mala noche ya que empece a toser y se soltaron los mocos, además de sentir algo de escalofríos y gases.
Ayer por la noche me eché un regaderazo y al salir me sentía un poco caliente así que me hice otra prueba confirmando la infección. Mi nivel de oxigenación anoche fue de 99% (normal) pero mi pulso andaba en 98 por minuto, que es un poco alto. Mi segunda noche fue similar a la primera así que tampoco dormí muy bien.
Escribo esto por la tarde y me siento un poco mejor que hace unas horas. Mi oxigenación es de 98% y mi pulso anda en 78 por minuto.
Esta infección cierra el ciclo de mi pandemia. Ya pase por el pánico mundial, el encerramiento y aislamiento, los tapabocas en lugares públicos, mis dos vacunas y un booster, y para cerrar el ciclo, he conocido al bicho en persona en un duelo mano a mano. Hoy se cierra este capítulo de pandemia y empieza una endemia; es tiempo de retomar el ritmo habitual de esta intensa vida.
La vida es corta. A darle.